(Washington, Estados Unidos). Uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía de este año advirtió que la inteligencia artificial (IA) ofrece «posibilidades asombrosas», pero debería regularse debido a su potencial para destruir empleos.
Las declaraciones del canadiense Peter Howitt, profesor emérito de la Universidad de Brown en EE.UU., se producen en medio de crecientes preocupaciones sobre el impacto que tendrá la IA en la sociedad y el mercado laboral.
Howitt fue uno de los tres economistas honrados por la Real Academia Sueca de Ciencias el lunes por su trabajo sobre cómo la tecnología impulsa e influye en el crecimiento.
Su investigación con el premio francés Philippe Aghion se centró en la teoría de la “destrucción creativa”, según la cual un producto nuevo y mejor llega al mercado y las empresas que venden productos antiguos salen perdiendo.
«No sabemos cuál será el impacto de la destrucción creativa», dijo Howitt en una conferencia de prensa. También aseguró que aún está por verse quién será el líder de la IA.
«Es evidentemente una tecnología fantástica con posibilidades asombrosas. Y también tiene un potencial increíble para destruir otros puestos de trabajo o sustituir a trabajadores altamente cualificados (…). Es necesario regularla», afirmó.
Esta foto sin fecha, publicada el 13 de octubre de 2025 por la Universidad de Brown, muestra al profesor emérito de economía de la Universidad de Brown, Peter Howitt, en 2013. (Foto de Ashley MCCABE / Universidad de Brown / AFP)
el momento
Howitt, de 79 años, lo llamó «un gran momento en la historia de la humanidad» y lo comparó con eras anteriores de innovación tecnológica, incluido el auge de las telecomunicaciones en la década de 1990 y los primeros días de la electricidad y la energía a vapor.
Dijo que todas estas innovaciones muestran cómo la tecnología puede mejorar la fuerza laboral, no solo reemplazarla. «¿Cómo lo haremos esta vez? Desearía tener respuestas concretas, pero no las tengo».
Howitt recordó que después de que él y Aghion escribieran su influyente artículo sobre destrucción creativa en 1992, pasaron cinco años hasta que se publicara, pero ambos sabían que habían descubierto algo especial.
