En términos demográficos, existe un número ideal de hijos: la llamada «tasa de reemplazo». Eso es 2,1 hijos por mujer, por lo que estos nuevos bebés terminan reemplazando a la madre y al padre.
El número es clave para varios indicadores socioeconómicos, desde las políticas públicas hasta la sostenibilidad de las pensiones.
La cuestión crítica es que en varios países, incluido Costa Rica, esa cifra no sólo no se está cumpliendo, sino que está cayendo a niveles aún más bajos.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), cuando se publican los indicadores demográficos de la última década, estos años cierran en números rojos.
En 2014, las mujeres tenían una media de 1,78 hijos e hijas al final de su período fértil. El nivel ya estaba muy por debajo de la tasa de reemplazo. Para 2024, las cifras son más alarmantes: 1,12 niños y niñas por mujer.
“Es decir, alrededor de un hijo o una hija menos en los últimos once años”, indicó el INEC.
Desde 2020, Costa Rica presenta niveles de fecundidad ultrabaja. Este rango se alcanza cuando los niveles caen por debajo de 1,5 hijos o hijas por mujer.
También existen riesgos asociados a ser madre
Las estadísticas de natalidad también van acompañadas de un aumento de los datos de mortalidad materna.
“La razón de mortalidad materna, que expresa la muerte de mujeres durante el embarazo, parto o puerperio por cada 10.000 nacimientos, presenta un aumento significativo entre 2022 y 2024”, informó el INEC.
Este indicador pasó de 1,50 a 3,27, lo que equivale a un aumento del 118,6%.
Este aumento significa aproximadamente dos muertes maternas más por cada 10.000 nacimientos en 2024 que en 2022.
¿Y la salud de los bebés?
En materia de mortalidad infantil, el INEC arroja un indicador de 10,21 muertes de niños menores de un año por cada 1.000 nacimientos durante 2024.
Si se compara con la tasa de 2023 (9,06 por 1.000), se evidencia un aumento del 12,7%, lo que supone una muerte infantil más por cada 1.000 nacimientos.
«Este indicador muestra un comportamiento irregular; en 2014 morían ocho niños y niñas menores de un año por cada 1.000 nacimientos. En 2016, 2018 y 2020 se mantuvo en estos niveles y a partir de 2022 experimentó un aumento significativo, llegando a diez personas menores de un año falleciendo por nacimiento en 2004», explica el INEC.
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El predominio de las muertes neonatales se mantuvo durante todo el período. Son muertes infantiles que ocurren en los primeros 28 días de vida.
Para 2024 presenta un valor de 7,33 por cada 1.000 nacimientos, lo que muestra un aumento del 10,2% respecto a 2023 que fue de 6,65. En tanto, el período posneonatal -que ocurre después de los 28 días de nacido y antes del año de edad- presenta una tasa de 2,88 muertes por cada 1.000 nacimientos.
“La tasa de mortalidad posneonatal, al igual que la tasa de mortalidad infantil total, presenta para este año los valores más altos en el período analizado”, concluyó el INEC.
La pandemia afectó las muertes
El análisis numérico del INEC también incluyó una estimación de la tasa de mortalidad, donde se registra un aumento.
En cuanto a la tasa de mortalidad general, este indicador mostró una tendencia creciente entre el inicio y el final del período: hay aproximadamente dos muertes más por cada mil habitantes.
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Para explicar estos hallazgos, el INEC señaló dos fenómenos. Por un lado el proceso de envejecimiento de la población. Pero el problema se agravó en 2020 por el impacto de las muertes relacionadas con la covid-19.
«La tasa mostró un aumento del 35,6% entre 2014 y 2024», resumen.
Destacó que el aumento de la mortalidad fue mayor en los hombres durante el período analizado.