El mundo paga la última despedida al Papa Francisco

El solemne funeral del Papa Francisco tuvo lugar en la emblemática Plaza de San Pedro el sábado, marcando el inicio de la despedida del primer Papa latinoamericano de la Iglesia Católica. En un ambiente cargado de solemnidad y reverencia, la ceremonia empezó con la cuidadosa transferencia del ataúd de madera desde el interior de la Basílica de San Pedro hacia la plaza, donde fieles y líderes mundiales esperaban para rendir homenaje.
La participación del Vaticano fue notable, y los miembros del Pontificado, incluidos los Pontifex Suizos y otros representantes, se unieron en la portada del ataúd. A este ceremonial solemne se unieron altos funcionarios de la iglesia, mientras las campanas de la Basílica marcaban el ritmo de la marcha. La escena, envolvente y conmovedora, mostró a asistentes transportando banderas y grabando cada instante significativo en sus dispositivos, esperando la última despedida de un Papa que había trascendido barreras y divisiones.
El mundo paga la última despedida al Papa Francisco
La misa fúnebre, que comenzó a las 10 a.m. hora local, fue presidida por el cardenal italiano Giovanni Battista, siguiendo un ritual estricto que incluía lecturas sagradas, oraciones hogareñas y una dedicatoria profunda. En este evento trascendental, se dieron cita alrededor de 50 jefes de estado, 10 monarcas y más de 130 delegaciones extranjeras. Entre los dignatarios presentes se encontraban el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky; el presidente de Argentina, Javier Milei; el presidente de Brasil, Lula da Silva; y el príncipe William del Reino Unido, así como los reyes de España, Felipe y Leticia. La presencia de estos líderes mundiales subraya la influencia y el respeto global que el papado de Francisco logró acaparar a lo largo de los años.
Durante la ceremonia, el cardenal Giovanni Battista destacó que Francisco fue un Papa que se posicionó entre las personas con un «corazón abierto para todos» y una «atención especial» a los más necesitados, incluidos los marginados de la sociedad. Su legado como constructor de puentes, y no de muros, resonó en cada palabra de la misa.
El ataúd realizó posteriormente un recorrido significativo de seis kilómetros en el corazón de Roma, parte del antiguo camino Papalis. Este trayecto simbólico llevó los restos de Francisco desde el Vaticano hasta la Basílica de Santa María La Mayor, su destino final. La comitiva funeraria, abierta al público, se llevó a cabo frente a íconos históricos como el Coliseo Romano, utilizando un vehículo especial donado por México, un camión Dodge Ram que fue utilizado por el Papa durante su visita a ese país en 2016. Se estima que cerca de 400,000 personas se congregaron a lo largo de la ruta, en la Plaza de San Pedro y sus alrededores, para dar su último adiós al Pontífice argentino.
Una vez concluida la ceremonia en la Plaza de San Pedro, el ataúd fue trasladado a la Basílica de Santa María La Mayor para el entierro. Este acto tuvo lugar a la 1:00 p.m., en una ceremonia privada que contó con la presencia del Cardenal Camarlengo Kevin Joseph Farrel y la familia del Pontífice. Un emotivo grupo de 40 personas, que incluía a individuos sin hogar, víctimas de trata de personas, personas transgénero y prisioneros con permisos especiales, esperaron la llegada de los restos con rosas blancas, un gesto que simboliza la atención y el amor que el Papa tuvo siempre por los marginados. La tumba, situada detrás de la escultura de la Reina de la Paz, consiste en una sencilla lápida de mármol con el nombre ‘Francisco’ grabado.
Porque el Papa Francisco eligió la basílica de Santa María La Mayor
La selección de la Basílica de Santa María La Mayor para su funeral representa un quiebre significativo con la tradición de los siglos pasados, ya que históricamente los Papas han sido enterrados en el Vaticano. Esta decisión de Francisco refleja su profunda devoción a la Virgen María bajo el título ‘Salus Populi Romani’, a la que visitó frecuentemente durante su pontificado, confiando en su intercesión y agradeciendo su protección. En su testamento, expresó su deseo de que su «último viaje terrenal» culminara en este antiguo santuario mariano, reconocido por ser un lugar de constante oración en su nombre.
La conexión de Francisco con Santa María La Mayor va más allá de su devoción mariana; también es relevante su conexión con la Sociedad de Jesús, ya que San Ignacio de Loyola celebró allí su primera misa. Además, la cercanía de la embajada argentina en Roma refuerza este vínculo tanto personal como institucional. La decisión de ser enterrado en este lugar lo une a una rica tradición histórica de Papas que también fueron enterrados fuera del Vaticano, como San Pío V y Clemente IX, resaltando así el carácter innovador y la profunda espiritualidad de Francisco.