
El menú de consideraciones para tener un hijo deseado es amplio y está cuesta arriba en estos momentos. Se necesita dinero, pero las condiciones laborales de muchas personas frenarían el tener un bebé. Se necesita apoyo de crianza, pero no todas las personas tienen un círculo que les garantice ayuda. También se necesitan certezas, factor que no todos están encontrando en mundo con amenazas de guerra, calentamiento global y otros desafíos económicos.
Más aún, hay un factor adicional que muchas veces queda de lado: no todas las personas pueden biológicamente tener hijos.
La última estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que 1 de cada 6 adultos presenta infertilidad.
Todos esos elementos fueron analizados en el último informe global del Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA).
En él, se expone un interés significativo de las personas en reproducirse, que, sin embargo, la mayoría de veces no llega a materializarse. Si fuera por ellos, un rango significativo de encuestados tendría entre 2 o 3 hijos, cifra mucho más alta de las tasas de natalidad que se están registrando en muchos lugares.
Basta con ver el caso de Costa Rica, que ya llegó a ultrabajafecundidad, lo que quiere decir que las personas no se están reproduciendo nisiquiera al nivel mínimo para sustituirse a sí mismas. El umbral óptimo se ubica en 2,1 hijos por mujer, pero a nivel local está en 1,19.
La noticia que puede llegar muy tarde
Las explicaciones de la caída de natalidad son múltiples, pero nuevamente se llama a tomar en cuenta la posibilidad de no poder tener los hijos, una noticia que podría sorprender a las personas cuando ya es más complicado tomar medidas.
“Es relevante que desde los programas de educación integral en sexualidad se incorpore el tema de la fertilidad de las personas”, detalla el representante de UNFPA en el país, Juan Luis Bermúdez.
“Muchas veces la fertilidad de las personas jóvenes e incluso lo vemos en edades más tardías es sobreestimada. Esto hace que se genere problemas entre la expectativa y lo que realmente sucede en la vida de las personas”, sigue.
Pero, ¿cuándo se puede hablar oficialmente de infertilidad?
Según el concepto de la OMS, esta se considera cuando no hay embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección.
Cosa de hombres y de mujeres
La atención de infertilidad, apuntan los expertos, va en dos vías pues esta puede ser tanto femenina como masculina.
En el caso de las mujeres puede haber más atención por el tema de los embarazos. En su caso, se hacen monitoreos que van desde análisis del ciclo menstrual hasta consideraciones fisiológicas hormonales.
También se advierte que se debe revisar cómo está la situación en los hombres, en cuyo caso un espermograma puede empezar a dar indicios sobre la cantidad, movilidad y morfología de los espermatozoides. En caso de haber menos de 16 millones de espermatozoides por mililitro, deben empezarse las valoraciones.
“Lo ideal es que cualquier hombre se haga en algún momento aunque todavía no esté buscando un embarazo un espermograma, una valoración inicial, porque muchas veces la infertilidad no da ningún síntoma”, explica el médico Luis Alejandro Chaves, endocrinólogo del Hospital Metropolitano.
El experto hace un señalamiento adicional y es un cambio en las condiciones fisiológicas en general que se han diagnosticado.
“En los últimos 40 años hay una disminución como del 50% en la concentración de espermatozoides en la población mundial. Eso tiene mucho que ver con temas de toxinas, de polución ambiental, de malos hábitos”, recalca.
Las recomendaciones de análisis anticipados también se hacen a las mujeres y se puntualiza que en ambos sexos son válidas, sobre todo si se piensa en postergar los hijos para otros momentos de la vida.
¿Cómo tratar la infertilidad?
En casos de complicaciones para los embarazos, la medicina tiene varias fases de abordaje, nuevamente concentradas en ambos sexos.
Las primeras buscan la promoción de la fertilidad mediante estimulaciones de diversas condiciones.
Para las mujeres, por ejemplo, las opciones contemplan desde medicamentos para estimular la ovulación hasta procedimientos quirúrgicos. Estos últimos intervienen condiciones como quistes ováricos u obstrucción de trompas de falopio.
Similar es el caso de los hombres. Ahí, las posibilidades van desde la estimulación de los espermatozoides hasta la operación de venas testiculares que podrían complicar la consecusión de un embarazo. El doctor Chaves no omite señalar también otros factores como el control de peso y de enfermedades crónicas, también son claves en un tratamiento de este tipo.
Adicionalmente, se abre el abanico de técnicas de reproducción asistida contra la infertilidad:
- fertilización in vitro: se hace la unión de óvulo y espermatozoide en un laboratorio. Luego, se implanta el embrión en la mujer.
- inseminación: se hace la tranferencia directa de espermatozoides al útero en momentos de ovulación.
- inyección intracitoplasmática: se inyecta el espermatozoide directamente en el óvulo.
Con estas opciones, UNFPA hace un señalamiento adicional de como los países cuentan cada uno con diversas regulaciones que podrían facilitar o complicar la atención de quienes buscan un hijo.
La ecuación de los hijos también suma dinero y pareja
Retomando el análisis de UNFPA, cabe destacar que se profundizan también otros elementos que están complicando la decisión por tener los hijos, poniendo de previo incluso cierto grado de resignación.
“Una de cada cinco personas a nivel global piensa que alcanzar el número de hijos e hijas deseados sería imposible. Los factores identificados incluyen las limitaciones financieras, la inseguridad laboral, el costo de la vivienda, motivos de salud, las inquietudes sobre el estado del mundo, y la falta de una pareja adecuada”, indica la publicación.
Resaltan ahí anotaciones como:
- 20% de adultos en edad reproductiva creen que no podrán tener el número de hijos que desean
- 39% de personas considera que hay restricciones económicas que complicarían llegar a una familia del tamaño que ellos desean.
- 1 de cada 5 personas sopesa que coyunturas externas frenan su intención de tener hijos. Razones abarcan “cambio climático, la degradación del medio ambiente, las guerras y las pandemias”.
- 1 de cada 4 personas no ha tenido los hijos en el momento que lo querían.
La “verdadera” crisis de fecundidad
Bermúdez sintetiza entonces un roce entre los deseos de muchas personas de tener hijos y un contexto que complica el ideal, abarcando desde la infertilidad hasta las oportunidades para criarlos.
“Estamos en entornos y decisiones normativas que no están armonizadas con los deseos de la gente. La gente quiere tener en su mayoría 2 o más hijos pero no está logrando llegar a ese ideal reproductivo”, acota.
“Estas aspiraciones de pareja, familia o individuales, estamos viendo que dependen de determinantes sociales, no tanto así de la voluntad de las personas”, amplía.
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Su diagnóstico final es que esa falta general de condiciones es a lo que se debería estar prestando atención:
“La imposibilidad de cumplir con esos objetivos de fecundidad es entonces la verdadera crisis de la fecundidad”.