

La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) monitorea 140 deslizamientos de tierra activos en 36 cantones de Costa Rica.
Según la institución, Puriscal y Turrialba tienen el mayor número de puntos críticos, con 11 cada uno.
También en lo que va de 2025, el CNE reporta 411 incidentes de deslizamientos de tierra, principalmente en San Carlos con 55 y Desamparados con 17.
La mayoría de los informes corresponden a exenciones sustanciales en las rutas nacionales y cantonales.
«En Costa Rica, características naturales y humanas, como la expansión urbana no planificada o la ocupación de terrenos inestables, aumentan la vulnerabilidad a deslizamientos de tierra», señaló la institución.
(Foto cortesía/CNE).
Supervisión
Además de Puriscal y Turrialba, los cantones de Pérez Zeledón, Acosta y Desamparados ofrecen una alta densidad de movimientos de tierras.
- Puriscal Los deslizamientos incluyen: Santiago, San Rafael, Los Lagos, Bajonazo, Calle Morenos, Calle Villegas, Bajo Máquina y San Joaquín, mientras que en Turrialba destacan Pacuare, Neda, Tres Equis, Chitaría, Pavones, Jesús María, La Leona, Río Guayabo y Lajas.
- Pérez Zeledón Hay 10 derrumbes como El Brujo o Chucuyo
- acosta con 8 destacan Gravilias y Alto Moras
- Indefenso son 8, destacan Tablazo y Las Violetas
Según la CNE, el monitoreo constante permite identificar variaciones del terreno y prevenir emergencias.
Lo anterior se debe a que el territorio nacional se caracteriza por una topografía irregular, una alta sismicidad y la influencia de fenómenos atmosféricos.
Derrumbe de Aguas Zarcas. (Archivo de fotografía/observador).
Tecnología y comunidad
Lidier Esquivel, jefe de la unidad de investigación y análisis de riesgos de la CNE, explicó por su parte que el país ha fortalecido sus mecanismos de vigilancia con herramientas tecnológicas y capacitación a las comunidades.
“A lo largo de los años se han desarrollado diferentes sistemas de monitoreo, como estaciones hídricas que reportan la cantidad de lluvia en tiempo real. Estos datos permiten estimar la saturación del suelo y el potencial de deslizamientos en zonas vulnerables”, dijo Esquivel.
También enfatizó la importancia de trabajar con las comunidades que viven cerca de puntos de riesgo.
«Las personas que viven en estas zonas conocen su entorno y pueden detectar cambios tempranos. Su vigilancia constante, combinada con la capacitación que brindamos, es fundamental para prevenir tragedias», agregó el experto.
Derrumbe en Santa Ana. (Foto cortesía/CNE).
Supervisión permanente
De igual forma, Costa Rica ha incorporado en los últimos años el uso de drones, cámaras y sensores de nivel de ríos, así como imágenes satelitales para detectar movimientos en zonas inestables.
Entre las zonas más monitoreadas se encuentran la vertiente norte del volcán Irazú, la zona alta de Aguas Zarcas y sectores como Tapezco (Santa Ana) y Burío (Aserrí), donde hay pluviómetros para medir la acumulación de lluvia.
«Las herramientas tecnológicas nos permiten identificar las zonas de mayor impacto, la infraestructura más vulnerable y los modelos de activación de deslizamientos», explicó Esquivel.
Asimismo, el CNE recordó la importancia de mantener la vigilancia comunitaria sobre deslizamientos de tierra, con el objetivo de emitir alertas tempranas y evitar pérdidas humanas o materiales.