
Un nuevo estudio nacional de salud menstrual confirma que el ciclo afecta el bien, así como el desempeño académico y laboral.
También hay brechas en el acceso a condiciones decentes, especialmente entre los recursos jóvenes, indígenas, rurales y bajos.
El informe, Diagnóstico sobre el estado actual de la salud y la justicia menstrual en Costa Rica, Fue preparado en junio en base a 631 entrevistas con personas menstruantes entre 12 y 55 años.
Se tuvieron en cuenta diferentes perfiles socioeconómicos, áreas geográficas y condiciones de vida.
Además, tenía el apoyo de organizaciones como Essity (marca Saba) y las mujeres estadounidenses comprometidas a generar datos confiables para diseñar mejores políticas públicas.
Acceso desigual
Aunque hablar de la menstruación ya no es tan tabú como antes, el informe muestra que las barreras estructurales y culturales aún afectan la vida cotidiana de miles de personas.
Por ejemplo:
- El 62% siente miedo o vergüenza para manchar su ropa porque no tienen productos suficientes.
- El 31% usó papel higiénico, ropa vieja u otros materiales improvisados durante la menstruación.
- El 37% informó problemas económicos para comprar productos de higiene menstrual.
«En las zonas rurales, las consecuencias se exacerban, el 74% de las mujeres jóvenes en estas áreas han experimentado incertidumbre menstrual», dice Vania Rodríguez, de Shopper Insight Gerente de América Central de Essity.
«La dignidad deja de ser un derecho y se convierte en un lujo, y vea cómo la falta de acceso no solo compromete la salud física, sino también emocional y socialmente», agregó.
Se estima que 1.8 mil millones de mujeres menstrúan cada mes, muchas sin condiciones decentes.
Por otro lado, Alejandra Pulido, directora de comunicaciones de Essity, destaca la importancia del informe y el papel del sector privado para promover entornos más justos.
«Tenemos cinco pilares, acceso a productos, agua limpia y saneamiento, diagnóstico y tratamiento, entornos libres de tabú e información confiable. No es solo la menstruación, es todo el ciclo menstrual», dijo Pulido.
El portavoz también insistió en que la conversación comenzó en casa y en la escuela, ya que el estudio muestra que:
- El 75% habló con su madre por primera vez.
- Solo el 2% le hizo esto a su padre.
«Necesitamos llevar la educación a los hogares y las aulas para que una niña que la haga sentir tranquila y sepa que es un proceso natural y saludable», agregó.
Este martes, se presentó el informe «diagnóstico sobre el estado actual de salud y justicia menstrual en Costa Rica». (Cortesía de la foto/esencia).
El dolor es real y debe ser atendido
Uno de los hallazgos más relevantes en el estudio es que el 55% de los síntomas físicos informados durante la menstruación y el 18% dijo que eran muy fuertes.
Aunque 2% incluso durante esos días se afirmó que no era apto, los controles ginecológicos siguen siendo escasos.
«Todo el dolor que hace que las mujeres no sean aptas para hacer que su vida cotidiana debería prestar atención. No debe normalizar o aceptar que es parte del proceso», dijo Angelica Vargas, ginecóloga y obstetra.
Según el informe, los síntomas físicos y la falta de productos afectan el estudio y el trabajo:
- El 48% cree que sus ingresos laborales fueron influenciados por síntomas menstruales o falta de acceso a los productos.
- El 44% señala que su rendimiento académico también es limitado por las mismas razones.
Sin embargo, el 70% de las personas cuestionadas dijeron que no se entregan productos menstruales en su estudio o centros de trabajo en caso de eventos imprevistos.
«Si los espacios laborales y educativos no cubren los conceptos básicos, la carga solo recae en la persona menstrual», destacan los expertos.
Entre las recomendaciones del médico se destacan:
- Haga exámenes ginecológicos anuales, desde el comienzo de la menstruación, incluso si no hay síntomas.
- Ultrasonido al menos diagnóstico básico contra el dolor menstrual.
- Considere anticonceptivos antiinflamatorios o hormonales, siempre bajo evaluación médica.
«El ciclo hormonal afecta no solo los días de sangrado, y que algunas personas pueden desactivar el síndrome premenstrual, que también debe ser diagnosticado y tratado», dijo el especialista.
«Hay un tabú muy peligroso y es pensar que el dolor es normal. Muchas mujeres han vivido años con dolor que necesita diagnóstico», dijo.
Educación en hombres
Algunas de las mujeres que conectan el movimiento han enfatizado a Maryela Zamora que es necesario romper los tabúes y construir una cultura más infatizada y empática.
«La menstruación es un signo de vida y, por lo tanto, debemos verlo. Si la celebramos, nos empoderamos para cuidarlo y manejarlo de manera segura», dijo Zamora.
Además, enfatizó la importancia de incorporar a los hombres en la conversación:
«Son hermanos, padres, eventualmente parte de la familia. Al normalizar el problema con ellos, ayudamos a las mismas mujeres a vivir con menos vergüenza y más naturalidad», dijo.
También enfatizaron que muchas mujeres con jefes de hombres evitan hablar sobre los inconvenientes que plantean para los tabúes.
«Cuesta mucho para la mujer decirle a su jefe:» Necesito una hora porque los calambres son muy fuertes «, o tengo que poner algo de calor en el medio ambiente, por lo que la educación es muy importante sobre este tema para todos», enfatizó.
Soporte para medidas
A pesar de la baja implementación, la encuesta refleja un amplio apoyo ciudadano para medidas institucionales, como:
- 92% considere la entrega gratuita de productos menstruales en escuelas, trabajos y centros de salud.
- El 92% también apoya la educación menstrual universal para hombres y mujeres.
- El 85% respalda la aprobación de una licencia menstrual pagada, tanto en los sectores público como privado.
- En el campo de los estudiantes, el 86% cree que otorgar un día de descanso por mes por el dolor menstrual ayudará a reducir las ausencias y mejorar el rendimiento académico.
El estudio concluye que, aunque Costa Rica ha tomado medidas importantes, las brechas continúan y se necesitan reacciones integrales de las familias, el sistema educativo, las empresas e instituciones públicas.
«Menstruar no debe involucrar el bien, estudio o trabajo. Es hora de que el país progrese a una menstruación digna, sin dolor, sin vergüenza y sin obstáculos», concluyeron.