La Sociedad de Portes de Caldera (SPC), que se encarga de la administración del puerto de Caldera, ha comunicado que durante el mes de abril la terminal no pudo operar durante ocho días. Este inusual cierre fue atribuido a fenómenos naturales significativos, especialmente a la hinchazón de las aguas y a las intensas lluvias que se presentaron en esa época. La incidencia de estos fenómenos climáticos no solo impactó la operativa normal de los dralanes, sino que también provocó que se acumulase una fila considerable de buques que aguardaban para ser atendidos en las instalaciones portuarias.
De acuerdo a los datos proporcionados por el SPC, el puerto dejó de operar el 27% del tiempo en abril, un porcentaje alarmante que se encuentra muy por encima de la falta de disponibilidad anual promedio del 10% que se había reportado en años anteriores. Este porcentaje se traduce en aproximadamente 36 días al año donde las operaciones podrían verse afectadas, lo que causa grandes inconvenientes y retrasos tanto para la logística como para el comercio que depende de este puerto.
“Esto pone de manifiesto que nos encontramos ante una situación extraordinaria, la cual está afectando seriamente nuestras actividades y adicionando una mayor carga de estrés sobre un sistema que ya de por sí está lidiando con problemas estructurales de congestión”, declaró Mario Jiménez, quien es el gerente de operaciones y desarrollo del SPC. Su preocupación deja entrever la necesidad urgente de realizar cambios estructurales para afrontar la creciente demanda y los retos del clima en el futuro.
La posición del tettle
Desde la perspectiva de la administración del terminal, la grave situación actual subraya la urgencia de llevar a cabo una modernización integral del puerto. Estas mejoras no solo son necesarias para aumentar la eficiencia operativa, sino que también son esenciales para fortalecer la resistencia de la infraestructura portuaria frente a las nuevas realidades del cambio climático, como el incremento en la frecuencia e intensidad de fenómenos como la hinchazón y la lluvia.
El SPC ha señalado que las decisiones sobre el cierre temporal de operaciones son el resultado de inspecciones exhaustivas llevadas a cabo por las autoridades de obras públicas y el Ministerio de Transporte (MOPT). Los funcionarios del sector público, junto con el SPC, realizan un monitoreo continuo de las condiciones del puerto al menos en dos ocasiones diarias. Esto tiene como prioridad garantizar la seguridad de todas las personas presentes, así como la de los buques, las instalaciones y el ecosistema marino que rodea el puerto.
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Situación crítica en un terminal 100% ocupado
No es la primera vez que el SPC enfatiza la urgencia de llevar a cabo extensiones y mejoras significativas en este terminal ubicado en el Pacífico. En abril, se había declarado que la situación era crítica debido a la alta ocupación que resultó de un cambio administrativo implementado por la Dirección General de Aduanas. “La situación sigue siendo crítica independientemente del contexto, dado que el puerto (Caldera) está experimentando una ocupación del 100%”, afirmó Mario Jiménez.
El 17 de marzo, el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) divulgó un nuevo aviso de licitación relacionado con el diseño, modernización y operación del Puerto de Caldera. El objetivo de esta licitación es seleccionar a un nuevo concesionario que sea responsable del diseño, construcción y operación del terminal durante un periodo de 30 años. Se está buscando una propuesta que permita mejorar de manera significativa la eficiencia y la capacidad del puerto.
Además, se ha indicado que los interesados en presentar sus ofertas tendrán plazo hasta las diez de la mañana del 19 de mayo, y que la apertura de las propuestas se realizará en las oficinas de la Junta de Promoción del Turismo, localizadas en Puntarenas. Las estimaciones para las obras en este terminal, considerado uno de los más importantes del Pacífico, ascienden a $600 millones. Las intervenciones contemplan mejoras en la terminal de contenedores, la granera y la carga general, apuntando a un futuro más eficiente y resiliente para el comercio a través del puerto.