Ante los recientes rumores sobre la supuesta muerte de ganado en la zona afectada por la actividad del volcán Poás, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) ha aclarado que no existe evidencia que vincule directamente estos incidentes con las erupciones volcánicas que han tenido lugar en la región. Es esencial considerar que, en situaciones como estas, la información errónea puede provocar alarma y desconcierto entre los ganaderos y la población en general.
Luis Matamoros, director general de Senasa, explicó a la prensa que se registraron reportes sobre la muerte de dos reses en el área afectada, pero que los estudios realizados por el equipo de Senasa no encontraron ninguna relación directa con la actividad del volcán. Esto es un punto importante a resaltar: aunque la situación es delicada, la investigación correspondiente no ha podido establecer un vínculo entre estos eventos y las erupciones recientes.
La organización también confirmó que la erupción ha tenido un impacto en varias áreas de pastoreo, lo que llevó a los productores locales a implementar medidas de precaución para salvaguardar a los animales. Senasa está trabajando estrechamente con los ganaderos para mitigar cualquier posible efecto negativo relacionado con la actividad volcánica.
Declive de pastos
En algunos sectores, se ha notado un deterioro en los pastos, lo que obligó a los ganaderos a mover a sus animales a zonas más seguras y libres de ceniza. La investigación ha indicado que la calidad de la alimentación se ve afectada por las cenizas, y esto ha llevado a implementar protocolos de emergencia para proteger al ganado.
«Hemos detectado problemas en los pastos y los productores locales se han organizado para trasladar a los animales a áreas que no sufren la influencia de la ceniza», comentó Matamoros. «Hay también ganaderos que han decidido mantener algunos de sus animales en la misma zona, pero han tomado las precauciones necesarias para garantizar su bienestar y salud», añadió el director de Senasa.
María Martínez, volcanóloga de Ovsicori, recordó que durante el periodo entre 2016 y 2018, cuando el volcán Turrialba mostró actividad, se reportaron casos de muerte de ganado en granjas cercanas al Irazú. Explicó que las vacas presentaron problemas intestinales y que algunos terneros murieron debido a la hipotermia provocada por la incapacidad de regular su temperatura ante las cenizas.
Nota Más: Los ganaderos deben monitorear la alimentación de ganado frente a las cenizas del volcán Poás
Ceniza en el cajón de Grecia después de la erupción del volcán Poás el lunes. (Cortesía).
Llamado a supervisión
Como parte de la gestión de esta emergencia, Senasa está manteniendo una presencia activa en la región afectada y se está llevando a cabo un seguimiento continuo a los productores para verificar el estado de salud de su ganado y proporcionar la asistencia técnica necesaria.
«Estamos presentes en la zona, garantizando el bienestar de los animales y colaborando directamente con los agricultores para seguir las recomendaciones de salud animal», afirmó Matamoros. Esto es un esfuerzo conjunto que busca garantizar que cualquier problema potencial sea detectado y atendido a tiempo, evitando así la propagación de enfermedades o complicaciones en el ganado.
Senasa también ha hecho un llamado a la población para que se mantenga informada a través de los canales oficiales y que reclame ante cualquier situación que pueda afectar la salud del ganado. Asimismo, reiteraron la importancia de seguir los protocolos establecidos para la protección del mismo en tiempos de crisis.
«Pedimos a la ciudadanía que protejan los alimentos de los animales, cuiden los recursos hídricos y mantengan a sus ganado lo más protegido posible», subrayó Matamoros. Finalmente, hizo hincapié en que, ante cualquier signo de malestar, se debe consultar con un veterinario o acercarse a las oficinas de Mag o de Senasa en la zona para recibir la atención pertinente.